Miedo a Perder el Poder: Paranoia



"Por convicción, por desmesura o por desatino, desde el primer día de su gobierno Felipe Calderón hizo pasar al narcotráfico del terreno penal al político. En pos de legitimación, le declaró la guerra a los cárteles y, sin consenso, la convirtió en política de Estado (Rafael Rodríguez Castañeda, Proceso, 5 de diciembre de 2010)".
Pudiera pensarse que Calderón, en su ejercicio político, nunca olvido su formación de abogado y creó que la legitimación ante el gobierno de Estados Unidos, pasaba por enfrentar a la delincuencia organizada. Sin darse cuenta que fue ella la que lo puso en el poder. Pues la verdadera delincuencia organizada está incrustada en la clase política y empresarial de este país. Guerra perdida, Estado Fallido.
¿Buenas intenciones?
Ninguna, solamente intento de legitimación ante la flaqueza de su irrupción al poder "por trasbanderas". Incluso Televisa se lo recuerda constantemente para que no olvide su origen "espurio".
¿Qué queda en estos dos últimos años de gobierno de Calderón? esperemos que no se convierta en un obsesionado que intente conservar el poder y la impunidad a toda costa y que la guerra civil que emprendió se extienda contra los que él en un estado paranoico, considere sus enemigos.
En el ámbito político, el delirio de grandeza se manifiesta de manera muy evidente. En muchas ocasiones, el líder cree que no existe ningún acotamiento a sus ambiciones de poder. Incluso puede existir una situación delirante en la que surjan ilusiones francamente mesiánicas, donde la condición carismática del líder puede conducir a sus seguidores a cometer los actos más aberrantes, como puede ser el genocidio. El delirio de grandeza se origina en un momento de la vida en que el narcisista desea compensar un fuerte sentimiento de inferioridad. Esta compensación pudiera estar reforzada por una figura parental, que le proporciona imaginariamente poder al sujeto, “poseer  el atributo que engendrará odio y amor (Lachaud, 1998)”.
En el núcleo del delirio se encuentra precisamente la introyección en forma omnipotente de un objeto parcial, primitivo, totalmente bueno (Kernberg, 1992/1997). Esto da una idea del por qué los narcisistas malignos presentan ideaciones paranoides. La proyección del ideal del yo en el líder que Freud (1921/1988) proponía en “Psicología de las Masas y Análisis del Yo”, tiende a convertirse en un rasgo narcisista en la medida en que el sujeto reintroyecta al ideal proyectado. Sin embargo, cuando surge una idea de la existencia de un enemigo aparente, como encarnación “del mal”, la masa podría concordar con las ideas paranoides del líder o de manera inversa, introyectar, gracias a la propaganda, los mensajes de peligro de que el líder percibe. Sobre todo se ha encontrado la asunción de ideas autoritarias de un líder por parte de un grupo de partidarios. No hay que olvidar que el incremento en las preferencias electorales por Felipe Calderón a partir de marzo de 2006, cuando se empezaron a difundir masivamente spots de radio y televisión identificando al contrincante López Obrador como “un peligro para México”. En realidad, lo que se proyecta en estos mensajes es el temor paranoide del líder político respecto de un peligro percibido, junto con la idea grandiosa de que él será capaz de conjurar la amenaza.
Ahora su delirio está en contra del PRI, y como cree que la fórmula de generar en el votante una sensación de ataque le producirá resultados electorales favorables, puede ser capaz de generar mayores sensaciones de miedo e inseguridad en la población, mediante un esfuerzo mediático e incluso de terrorismo de Estado, a fin de infundir en un grueso de la población la necesidad de un presidente autoritario.
Sin duda, en el último tramo de su mandato, Calderón empezara a perder aceptación en las encuestas, cediendo en ella, gracias a los esfuerzos mediáticos de Televisa, su lugar a Peña Nieto, el más factible candidato del PRI, lo cual generará una gran sensación de envidia en Calderón. Esto implicará acciones destructivas en contra de la persona envidiada y es de esperarse una campaña sucia orquestada desde Los Pinos. Esto pudiera empezar desde ya.
Claro está que la nueva alza de López Obrador y Ebrard en las encuestas implica también “un peligro para México” y esto necesariamente recrudecerá los ataques contra la izquierda, prueba de ello es lo que se orquesta en contra de los medios de comunicación independientes, como Proceso. 

Comentarios