Pobreza Alimentaria y Violencia

En los 10 años de administraciones panistas, en México ha crecido la pobreza alimentaria, según datos publicados recientemente por el Banco Mundial. Esta es una de las variables que inciden más en la violencia que se ha desatado. Si a eso se auna que se combate violencia con violencia, de manera vil y corrupta por parte de la Secretaría de Seguridad Pública Federal, que no es más que un instrumento de represión política, el problema se agrava cada vez más.

Un ser humano hambriento, es violento por naturaleza, los niveles de ira se incrementan cuando no existe una dotación suficiente de carbohidratos.

La comida encarece y escasea en México, el desempleo juvenil no se ha abatido y muchedumbres de desempleados se agolpan en los cinturones de miseria de todas las zonas urbanas del país. Un modelo económico que ha generado al hombre más rico del mundo y que fabrica masas hambrientas, no puede más que tener el incremento exponencial de la delincuencia violenta. Son jóvenes desesperanzados que buscan a toda costa llenar el vacío existencial que comienza por el de su estómago.

Pronto la violencia se extenderá a estados como Chiapas, en donde el hambre impera, pues es el estado con mayor índice de pobreza alimentaria.

La solución, sin duda, está en el cambio del modelo económico nacional, en donde haya una reforma fiscal que redistribuya mejor el ingreso y una preocupación real por la autosuficiencia alimentaria. Además, debe pasarse por el enriquecimiento educativo y espiritual de los jóvenes, a fin de que superen la sensación subjetiva de vacío de manera creativa.

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