Una sociedad que privilegia las gratificaciones narcisistas a un gran número de individuos que fueron demasiado frustrados en su infancia, por ejemplo con una educación de escuela católica y una familia de doble moral -haz lo que digo y no lo que hago -, tiende a generar narcisistas malignos. Éstos, al encontrar en la actividad política un campo propicio para conseguir el reconocimiento de los demás y las gratificaciones que dan el poder y el dinero, buscan frenéticamente posicionar su imagen en el pensamiento de la masa.
Se inventan incluso satisfacciones que vayan más allá del poder. Los aduladores, siempre consefuiran beneficios de los líderes políticos narcisistas; aunque se tengan que poner máscaras incómodas.
¿Cuántas personas en el México político de hoy buscan el poder por su complejo de inferioridad?
Son legión.
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