Dicen que la desesperanza aprendida causa depresión. Debo insistir en que la última oportunidad de que el pueblo mexicano mantuviera su esperanza era que se respetara la elección presidencial y se hubiera realizado limpiamente. No fue así. Ahora se podría decir que se estaría cayendo en la desesperanza y con ello en la sumisión popular.
Sin embargo, puede ocurrir otra cosa, que se empiece a generar un canal para la salida de la frustración popular por medio de la rebelión. Esto está pasando en Oaxaca, la gente empieza a rebelarse y lo hace cada vez más violentamente porque están aprendiendo que la violencia abre de nuevo la visión de esperanza de un país mejor. La represión que hoy efectúa la PFP solamente atiza el fuego y pone a un nuevo enemigo en el imaginario popular. Ya no será Ulises Ruiz, ahora será Calderón.
La rebelión podría generalizarse y extenderse a otros "focos rojos" del país, donde hay masas populares y clasemedieras depauperadas que están esperando una señal para rebelarse.
Esta generación de esperanza por medio de la agresión se suma a la escisión, originada en la campaña sucia del PAN, que también ha generado encono agresivo.
La expectativa de controlar el surgimiento rebelde por medio de la represión es un pésimo cálculo, pues ello solamente va a sumar a más personas en contra del orden de cosas.
Es necesario ya el surgimiento de instancias objetivas de mediación.
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