Calderón no ha desperdiciado ninguna oportunidad conmemorativa para aparecer acompañado del ejército. Por todo el país se han multiplicado los retenes y los operativos con el pretexto de combatir la violencia y al narco. Pero la realidad es que se trata de una campaña de comunicación política en la que se intenta intimidar más a la población, a fin de que evite protestar por causa justas, como es el alza desmesurada en los precios, factura de los excesos de gastos de campaña que paga el pueblo.
Sin embargo, el descontento va en aumento y a pesar de ser silencioso, pareciera que pronto estallará, a pesar de las amenazas represivas, pues las salidas para la sobrevivencia popular se están agotando, ante el cinismo y presunción de quienes gobiernan.
La capacidad de organización popular va en aumento y una campaña de amenazas represivas tal vez haga que Calderón coseche lo contrario a lo que pretende.
Sin embargo, el descontento va en aumento y a pesar de ser silencioso, pareciera que pronto estallará, a pesar de las amenazas represivas, pues las salidas para la sobrevivencia popular se están agotando, ante el cinismo y presunción de quienes gobiernan.
La capacidad de organización popular va en aumento y una campaña de amenazas represivas tal vez haga que Calderón coseche lo contrario a lo que pretende.
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