Se trata de una guerra psicológica contra el pueblo, en la que se está matando a muchas personas inocentes o que solamente tienen el "grave delito" de ser adictas o desempleadas. El ejército ha tomado para sí el negocio de las drogas otra vez y quiere operadores nuevos y de paso aterrorizar a la población. La opinión pública se encuentra escandalizada y pedirá a gritos mayor represión. Allí entrará una nueva fase de la estrategia fascista - panista - castrense: la de reprimir a los que considere "violentos".
"Back to Business" Se encuentran chantajeando a toda la clase política y a los medios para que les apoyen en este terrorismo de Estado, que además les permite tomar el control de un negocio de miles de millones de dólares, inscrito en la desgracia de las familias mexicanas y norteamericanas, que ven a sus hijos desfallecer en las garras de la adicción activa.
Se cumplen entonces dos objetivos, se matan ds pájaros de un tiro: por un lado, se impone al títere y por el otro se hacen del negocio de la droga, que a final de cuentas, desde un principio les perteneció. No hay que olvidar po ejemplo, cómo en los setenta personajes militares y policiacos manejaron la guerra sucia que sostuvo al agonizante sistema priísta un tiempo más y recibieron en pago el manejo de las rutas de la droga. Ahora, en pago de sostener a Calderón, al que han convencido de la necesidad de legitimarse por la manipulación y la fuerza, exigen el mercado de la droga, que ya no solamente es de exportación, pues el número de jóvenes mexicanos adictos, voraces de un falso ideal, ha crecido.
Sin embargo, la verdad seguirá surgiendo a la luz, pues los militares siempre son burdos en su actuar y pronto su ostentación los delatará. Además ¿Cuánto tiempo tolerará el Tío Sam el cinismo y exigirá una tajada en el nuevo negocio?
Realmenta han sido otra vez ingenuos los panistas al confiar la legitimidad de Calderón en uno de los tumores más tumefactos del sistema político mexicano.
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