Ante la Desgracia, Oportunismo





El presidente espurio trata de aprovechar cualquier oportunidad para "levantar" su popularidad. Sabe perfectamente su ilegitimidad y las encuestas de opinión que él mismo manda hacer así se lo demuestran. No tiene el carisma que le permitiera subir en popularidad para apagar su ilegitimidad. Por eso va dos veces al concierto de Serrat y Sabina y cena con ellos, por eso se aparece en Tabasco dando palazos y moviendo cajas. Trata de proyectad una imagen de estar con la gente y de aparecerse con personajes populares, recursos bastante manidos entre los políticos. Eso no es gobernar, sino que es el recurso que hoy parece común, tratar de elevar popularidad a través de imágenes.

Pero no es el líder que el pueblo de México anhela. Al aparecer haciendo faena, pero sin carisma, en realidad se está "emparejando" con los demás, pero no adquiriendo el tamaño necesario de estadista y líder.

En el discurso, se nota su desesperación por hacerse popular. El tiempo se le acaba. Más bien estaría tratando de convencerse a sí mismo de que es popular.

Mientras, el fantasma del hambre recorre las zonas marginadas del país.

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