Violencia y Carestía

I. Vivimos una guerra civil.

“La ola de violencia y ejecuciones en México ha alcanzado ya niveles inimaginables en la historia de este país. Si no se revisa la estrategia y, aun, si se revisa -dicen los expertos- lo peor está por venir…cifras que alcanzan ya las 4 mil ejecuciones en lo que va del actual gobierno. Registro superior o equiparable al de cualquier conflicto bélico: 7.6 personas en promedio murieron diariamente. Según esta información en la última semana hubo cada 24 horas 15 asesinatos…El insumo mayor, si se quiere, para el miedo, el temor y la psicosis. Pero, ¿de qué tamaño es la infiltración del crimen en las estructuras políticas y policiacas del país? ¿En qué dimensión se encuentra el narco en las estructuras institucionales y de representación política en México? ¿Cuántos legisladores, presidentes municipales, gobernadores y altos mandos en el país están cooptados por el narcotráfico? ¿Se tiene una idea clara sobre los circuitos empresariales y financieros en los que se desenvuelve el narcotráfico? ¿En qué medida el Estado mexicano está actuando en contra de ellos? (Carmen Aristegui en Reforma, 23 – 05 – 08)”

Este es el estado de depredación y crisis social que se vive. La ilegitimidad del régimen calderonista impide que se pueda visualizar orden. Además, subsiste el acuerdo de muchos integrantes de los distintos niveles del gobierno con el narco. El presidente espurio se atreve a decir que se trata de “polvo” saliendo por la ventana, ya que se está limpiando la casa, cuando la percepción de la población, de acuerdo a las encuestas, es que el narco va ganando la guerra. Aunque claro está, que el narco gane la guerra no es más que suponer que el gobierno, como siempre, volverá a aliarse con el crimen organizado, cosa que también ya está y ha estado siempre en el imaginario popular.

"—¿Quién provoca la remoción del polvo? El gobierno federal ciertamente no, porque lo ocurrido no lo tiene como protagonista central sino como registradora funeraria y como relator muy inadecuado de las matanzas. Tampoco, a menos que el lenguaje se mande solo, cuando se habla del “polvo” que sale de las ventanas, se alude a los muertos, heridos, torturados, porque sería una manera muy despótica de referirse a seres humanos, entre ellos miembros de las fuerzas de seguridad pública, algunos emboscados, o vencidos por la disparidad del armamento o asesinados mientras dormían o traicionados por sus compañeros. Nadie, sensatamente, podría referirse a ellos como “polo”, a menos que en un discurso gubernamental se introduzca una cita bíblica por entero ajena al tema: “Polvo eres y en polvo te convertirás”, aplicable a todas las casas, se limpien o no. ¿Pero con qué objeto introduciría Calderón la condición mortal del ser humano en un discurso sobre las graves limitaciones de control del gobierno federal y los gobiernos de los estados? (Carlos Monsivaís, El Universal 8 -06 -08)".


II. El Hambre atiza la violencia social.

Ante la caída de la confianza de los consumidores, propiciada por el incremento del precio de los alimentos y de los energéticos, Lorenzo Ysasi, presidente de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México alertó que se han encendido "focos rojos" en algunos segmentos del sector comercial.
El líder empresarial detalló que debido a esa situación, el sector comercial en la Ciudad de México ha registrado una caída en sus ventas hasta de 40 por ciento, con una mayor afectación en lo que se refiere a las ventas al menudeo (EL Universal, 6 – 06 – 08).


A la violencia se agrega el hambre, lo cual a su vez, como es sabido, tenderá a agravar la violencia social. El gobierno federal pronto puede caer en un estado de desesperación y abrir la llave de la represión, lo que ocasionará mayor crisis social.

En Chiapas, en este momento el ejército federal hostiga a las bases de apoyo zapatista. Pareciera que trata de iniciar una escalada de violencia que justifique la represión. Los medios electrónicos, Televisa y Azteca, atizan el fuego. Calderón y sus esbirros tachan de violentos a quienes no están de acuerdo con su “Reforma Energética”. La violencia en las calles crece, la inseguridad aumenta, el sentimiento de desamparo de la población crece. Es obvio que quieren partir del miedo para lograr votantes de derecha. Se trata de mostrar una imagen de una izquierda caótica y una derecha ordenada; esta siempre ha sido una de los mensajes propagandísticos del fascismo derechista.

El debate petrolero ha permitido a la izquierda mostrarse ordenada, con intelectuales y científicos valiosos defendiendo el patrimonio nacional. A esa discusión energética cabe sumar un debate acerca de los orígenes de la violencia social y de la escasez alimentaria.

Debe mostrarse el caos que la derecha produce al atizar la violencia, hay que mostrarlos como los verdaderos violentos y como los hambreadotes que pronto generarán el mayor descontento popular.

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