La mercadotecnia política, al aprovechar la psicología de las masas para posicionar líderes, ha resultado vital para el acceso al poder. En condiciones éticas, el líder debería responder de manera íntegra a las expectativas populares de progreso y justicia social. Sin embargo, los líderes políticos actuales, tienden más a gastar en promoción personal a través de mensajes que “posicionan” su imagen, que en acciones de desarrollo social, que tal vez contribuirían más a una mejor percepción de la opinión pública. Así da cuenta la siguiente noticia, publicada por la agencia de noticias de la revista Proceso:
México, D.F., 6 de noviembre de 2007 (apro).- El mismo día en que el presidente Felipe Calderón anunció la creación de un fondo de 200 millones de pesos de emergencia, en apoyo de las pequeñas y medianas empresas devastadas en Tabasco por la inundación, una comisión legislativa de la Cámara de Diputados informó que en lo que va del año, Calderón ha gastado más de 10 veces más que esa cantidad en promocionar su imagen a través de los medios electrónicos e impresos: 2 mil 650 millones de pesos en 10 meses.
El líder político patológico o sociopático propuesto aquí, combina rasgos narcisistas y antisociales exacerbados en una manifestación socialmente dañina, cuyas consecuencias pueden llegar a ser incluso históricas, obtiene beneficios personales en virtud de la explotación sin remordimientos que ejerce sobre la masa y sus seguidores, pudiendo éstos actuar en complicidad, apoyándole consciente o inconscientemente. Es una persona que no duda en cometer actos antisociales en aras de cumplir con su “meta final” o mantener su posición de poder. Por ejemplo, en cualquiera de los partidos políticos mexicanos, el desprecio que muchos de sus líderes hacen del electorado ya se ha hecho evidente y pudiera decirse que contiene un alto grado de cinismo, que muy bien pudiera identificarse con la conducta sociopática. Esto se demuestra, en una apreciación inicial, por el hecho de que no hay propuestas en las campañas electorales, sino más bien promoción a ultranza de las personalidades y la conducción política se hace más bien como resultado de las encuestas, haciendo en apariencia, de manera reactiva, “lo que la gente desea”, como respuesta a los anhelos percibidos de la población, en encuestas no siempre diseñadas con suficientes criterios científicos. El despacho “Consultores y Marketing Político” cuya directora es Gisela Rubach (2006) y que prestó sus servicios a la campaña presidencial de Felipe Calderón, en su página web ofrece dos servicios fundamentales:
Campaña de presentación, posicionamiento y reforzamiento.
o Consultores y Marketing Político impulsa una campaña sin importar la etapa en la que se desenvuelve para dar fuerza al candidato frente a la oposición y lograr en el público conocimiento de su imagen así como de sus propuestas. El objetivo es transmitir la convicción de que él es la mejor opción y llevar al electorado a votar a su favor.
Ingeniería en imagen pública.
o Mediante el manejo de la imagen pública se busca que los ciudadanos perciban al candidato de forma positiva y, al mismo tiempo, provocar que todas sus acciones sean del conocimiento y aceptación entre el electorado. Para lograr una imagen adecuada y coherente es necesario el desarrollo de varios aspectos del protagonista para que logre transmitir la imagen que desea. Nuestro objetivo es que los puntos vulnerables se conviertan en cualidades que la gente quiere ver en sus gobernantes o líderes políticos para identificarse con ellos.
El consultor en este caso, pone en primer lugar el posicionamiento de la imagen y luego las propuestas, es decir, el privilegio de la propaganda. Se espera que el electorado tenga una percepción que muchas veces no corresponde a la realidad del líder promovido; es un medio para insertar en el imaginario colectivo una apreciación determinada del candidato, de ahí la importancia del control de los medios masivos de comunicación por parte del candidato que pretenda triunfar. Esto es una constante en la mercadotecnia política actual y es precisamente de lo que se haya ocupado el narcisista patológico, de promover su imagen a cualquier costo. Las propuestas políticas muchas veces solamente se quedan en promesas y no en verdaderos actos de ejecución política y pudiera llegarse a pensar que entonces existe una abundancia de líderes narcisistas sociopáticos o malignos en esta actividad. El mismo Adolfo Hitler (1922: 64) en Mi Lucha, dice acerca de la propaganda:
“La propaganda es un medio y debe ser considerada desde el punto de vista del objetivo al cual sirve. Su forma, en consecuencia, tiene que estar acondicionada de modo que apoye al objetivo perseguido”.
La propaganda en la política pudiera ser definida como la actividad que utiliza herramientas psicológicas para hacer algo creíble sin importar si es correcto, aprovechando determinada simbología para influenciar a la masa. La propaganda en muchas ocasiones se acompaña de la fuerza; por medio de ella, se somete a la masa a determinadas creencias. Hanna Arendt (1951) explicaba que la propaganda es parte inevitable de una guerra psicológica y que se usa para lograr que la población instale en su imaginario determinada creencia.
“...allí donde el totalitarismo posee un control absoluto sustituye a la propaganda con el adoctrinamiento y utiliza la violencia, no tanto para asustar al pueblo (esto sólo lo hace en las fases iniciales, cuando todavía existe una oposición política) como para realizar constantemente sus doctrinas ideológicas y sus mentiras prácticas (Arendt, 1951: 425)”.
El uso de la propaganda para posicionar a un líder político es hoy en día frecuente; el líder trata de “venderse” al votante, incluso mal informando o desinformando, al utilizar excesivamente los medios de comunicación a su alcance. Con la propaganda, se intenta presentar al público una determinada imagen del líder que deberá ubicarle dentro de su imaginario de manera concordante a sus anhelos, tanto inmediatos como más sentidos. Para ilustrar lo grave que puede llegar a ser esta perversión de la comunicación política en aras de conseguir el poder, puede consignarse que en una investigación histórica donde se asigna responsabilidad a la población alemana aria en el Holocausto, Goldhagen (1996) sostiene que muchas personas tenían creencias arraigadas culturalmente, rumores, que pudieran haberse considerado absurdas acerca de los judíos y que fueron aprovechadas por los nazis en intensos esfuerzos propagandísticos.
Cuando alguien desea instalarse en el poder para favorecer a fines particulares o de un grupo elitista, pueden existir fórmulas para generar en el electorado la necesidad política de un líder con determinadas características. Se ha observado que producir en la población un estado de terror que permita la ascensión de un líder autoritario es una de las acciones más comunes a las que la propaganda utilizada en la mercadotecnia política se encamina, lo cual es frecuentemente utilizado por el liderazgo sociopático (Altemeyer, 1998).
México, D.F., 6 de noviembre de 2007 (apro).- El mismo día en que el presidente Felipe Calderón anunció la creación de un fondo de 200 millones de pesos de emergencia, en apoyo de las pequeñas y medianas empresas devastadas en Tabasco por la inundación, una comisión legislativa de la Cámara de Diputados informó que en lo que va del año, Calderón ha gastado más de 10 veces más que esa cantidad en promocionar su imagen a través de los medios electrónicos e impresos: 2 mil 650 millones de pesos en 10 meses.
El líder político patológico o sociopático propuesto aquí, combina rasgos narcisistas y antisociales exacerbados en una manifestación socialmente dañina, cuyas consecuencias pueden llegar a ser incluso históricas, obtiene beneficios personales en virtud de la explotación sin remordimientos que ejerce sobre la masa y sus seguidores, pudiendo éstos actuar en complicidad, apoyándole consciente o inconscientemente. Es una persona que no duda en cometer actos antisociales en aras de cumplir con su “meta final” o mantener su posición de poder. Por ejemplo, en cualquiera de los partidos políticos mexicanos, el desprecio que muchos de sus líderes hacen del electorado ya se ha hecho evidente y pudiera decirse que contiene un alto grado de cinismo, que muy bien pudiera identificarse con la conducta sociopática. Esto se demuestra, en una apreciación inicial, por el hecho de que no hay propuestas en las campañas electorales, sino más bien promoción a ultranza de las personalidades y la conducción política se hace más bien como resultado de las encuestas, haciendo en apariencia, de manera reactiva, “lo que la gente desea”, como respuesta a los anhelos percibidos de la población, en encuestas no siempre diseñadas con suficientes criterios científicos. El despacho “Consultores y Marketing Político” cuya directora es Gisela Rubach (2006) y que prestó sus servicios a la campaña presidencial de Felipe Calderón, en su página web ofrece dos servicios fundamentales:
Campaña de presentación, posicionamiento y reforzamiento.
o Consultores y Marketing Político impulsa una campaña sin importar la etapa en la que se desenvuelve para dar fuerza al candidato frente a la oposición y lograr en el público conocimiento de su imagen así como de sus propuestas. El objetivo es transmitir la convicción de que él es la mejor opción y llevar al electorado a votar a su favor.
Ingeniería en imagen pública.
o Mediante el manejo de la imagen pública se busca que los ciudadanos perciban al candidato de forma positiva y, al mismo tiempo, provocar que todas sus acciones sean del conocimiento y aceptación entre el electorado. Para lograr una imagen adecuada y coherente es necesario el desarrollo de varios aspectos del protagonista para que logre transmitir la imagen que desea. Nuestro objetivo es que los puntos vulnerables se conviertan en cualidades que la gente quiere ver en sus gobernantes o líderes políticos para identificarse con ellos.
El consultor en este caso, pone en primer lugar el posicionamiento de la imagen y luego las propuestas, es decir, el privilegio de la propaganda. Se espera que el electorado tenga una percepción que muchas veces no corresponde a la realidad del líder promovido; es un medio para insertar en el imaginario colectivo una apreciación determinada del candidato, de ahí la importancia del control de los medios masivos de comunicación por parte del candidato que pretenda triunfar. Esto es una constante en la mercadotecnia política actual y es precisamente de lo que se haya ocupado el narcisista patológico, de promover su imagen a cualquier costo. Las propuestas políticas muchas veces solamente se quedan en promesas y no en verdaderos actos de ejecución política y pudiera llegarse a pensar que entonces existe una abundancia de líderes narcisistas sociopáticos o malignos en esta actividad. El mismo Adolfo Hitler (1922: 64) en Mi Lucha, dice acerca de la propaganda:
“La propaganda es un medio y debe ser considerada desde el punto de vista del objetivo al cual sirve. Su forma, en consecuencia, tiene que estar acondicionada de modo que apoye al objetivo perseguido”.
La propaganda en la política pudiera ser definida como la actividad que utiliza herramientas psicológicas para hacer algo creíble sin importar si es correcto, aprovechando determinada simbología para influenciar a la masa. La propaganda en muchas ocasiones se acompaña de la fuerza; por medio de ella, se somete a la masa a determinadas creencias. Hanna Arendt (1951) explicaba que la propaganda es parte inevitable de una guerra psicológica y que se usa para lograr que la población instale en su imaginario determinada creencia.
“...allí donde el totalitarismo posee un control absoluto sustituye a la propaganda con el adoctrinamiento y utiliza la violencia, no tanto para asustar al pueblo (esto sólo lo hace en las fases iniciales, cuando todavía existe una oposición política) como para realizar constantemente sus doctrinas ideológicas y sus mentiras prácticas (Arendt, 1951: 425)”.
El uso de la propaganda para posicionar a un líder político es hoy en día frecuente; el líder trata de “venderse” al votante, incluso mal informando o desinformando, al utilizar excesivamente los medios de comunicación a su alcance. Con la propaganda, se intenta presentar al público una determinada imagen del líder que deberá ubicarle dentro de su imaginario de manera concordante a sus anhelos, tanto inmediatos como más sentidos. Para ilustrar lo grave que puede llegar a ser esta perversión de la comunicación política en aras de conseguir el poder, puede consignarse que en una investigación histórica donde se asigna responsabilidad a la población alemana aria en el Holocausto, Goldhagen (1996) sostiene que muchas personas tenían creencias arraigadas culturalmente, rumores, que pudieran haberse considerado absurdas acerca de los judíos y que fueron aprovechadas por los nazis en intensos esfuerzos propagandísticos.
Cuando alguien desea instalarse en el poder para favorecer a fines particulares o de un grupo elitista, pueden existir fórmulas para generar en el electorado la necesidad política de un líder con determinadas características. Se ha observado que producir en la población un estado de terror que permita la ascensión de un líder autoritario es una de las acciones más comunes a las que la propaganda utilizada en la mercadotecnia política se encamina, lo cual es frecuentemente utilizado por el liderazgo sociopático (Altemeyer, 1998).
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