"El Estado ha sido Rebasado". Antesala de la Represión

El problema de la violencia e inseguridad ha rebasado al Estado. La voz de la opinión pública, clama por la renuncia de todos los gobernantes, incluyendo a Calderón. Sin embargo, no solamente es la ineptitud de los gobernantes lo que prohíja a la inseguridad y violencia, sino que su ilegitimidad da lugar a la impunidad rampante. A continuación algunas opiniones:

  1. “El aumento de los índices de inseguridad es fruto de la imposición de un régimen que sólo favorece a una minoría y mantiene en la pobreza a millones de mexicanos (Andrés Manuel López Obrador 18 08 08)”.
  2. “…Pero el problema es que Felipe Calderón y muchos otros miembros de la clase política se refieren a impunidad como si no hubieran contribuido a institucionalizarla… ": un sistema político y un andamiaje institucional construidos sobre los cimientos de la impunidad garantizada, la complicidad compartida, la protección asegurada, la ciudadanía ignorada. Un sistema que sobrevive gracias a la inexistencia de mecanismos imprescindibles de rendición de cuentas como la reelección. Un sistema que continúa vivo a pesar de la alternancia porque en realidad jamás fue enterrado. Dado que nunca hubo un deslinde de las peores prácticas del pasado, sobreviven en el presente. Dado que nunca hubo un Estado de Derecho real, ahora resulta imposible apelar a él. Dado que nunca se diseñaron instrumentos para darle peso a la sociedad, ahora no acarrea grandes costos ignorar sus demandas o atenderlas teatralmente con la instalación de un Consejo. (Dennise Dresser, Reforma, 25 08 08)”.
  3. “Estemos o no de acuerdo con la retórica y el engaño en que pueda terminar la firma del pacto por la seguridad, lo cierto es que el único y más valioso recurso social contra los malos gobiernos es el de la crítica social. Y por eso pretenden callarla por todos los medios. No lo lograrán (Ricardo Alemán, El Universal 25 08 08)”.

Sin embargo, no hay que engañarse, en mucho, la propaganda sobre la incapacidad del Estado para combatir la violencia puede ser más bien una estrategia política maquiavélica de cierto grupo para acrecentar su poder. Theodore Adorno en 1950, al dirigir la investigación del llamado “Grupo de Berkeley”, para explicar principalmente la asunción de los nazis al poder y el apoyo que recibieron del pueblo alemán, encabezó el estudio ya clásico sobre la personalidad autoritaria, donde concluyó que la población tiende a la aceptación de líderes autoritarios cuando se encuentra angustiada. Esta condición, bien puede lograrse por medio de la propaganda. A partir de esa investigación seminal, muchos autores han estudiado el pensamiento autoritario, sobre todo el que se genera desde la ideología derechista. Robert Altemeyer (1998), diseñó un instrumento, el Right- Wing Authoritarianism Scale (RWA) para evaluar el grado de pensamiento autoritario de derecha en la población, que expresa: 1) las creencias y actitudes que favorecen el sometimiento a la autoridad o sumisión autoritaria, 2) la agresión en contra de los insumisos o agresión autoritaria y 3) la adherencia a las convenciones sociales impuestas por el Estado o convencionalismo; uno de los ítems que se han encontrado más consistentes para dicha medición a lo largo de diversas aplicaciones efectuadas en distintos ámbitos, es el siguiente:

“Nuestro país necesita desesperadamente un líder poderoso que haga lo que sea necesario para destruir las nuevas costumbres radicales y pecaminosas que nos están destruyendo”
Este ítem expresaría el anhelo de un sector de la población por tener un líder autoritario que provea de orden, pudiendo surgir este sentimiento de situaciones de amenaza real o de inseguridad generadas o permitidas por el mismo Estado. Este es un ejemplo del mérito científico que tiene el estudio del liderazgo desde la perspectiva de la psicología política. Dicho pensamiento autoritario, que demanda la existencia de un liderazgo político de “mano firme” y que también podría ubicarse en el sector izquierdista, involucra el anhelo de cierto sector poblacional del surgimiento de un líder que “ponga orden” y que omnipotentemente otorgue el cumplimiento de las expectativas de la masa. Esto pudiera ser percibido por un líder sociopático que, en el intento de conseguir el poder, ofreciera mensajes, promesas, y una falsa imagen concordante con el anhelo popular, que tendiera a cubrir esas expectativas.

Comentarios

Anónimo dijo…
Me resulta bastante interesante y acertado cada uno de los post que encontre en este blog.