El gobierno federal trata de posicionar a su líder como alguien que “sí gobierna”, pero nada más alejado de la realidad. Un acto como la extinción de la Compañía de Luz, pretendería poner al presidente como un líder gobernante, por ello es importante no darle crédito por ello, que quede en el lugar real en el que se encuentra: un gobernante fallido de un Estado fallido. Por ello, la acción de la izquierda, incluyendo la comunicación política, debe ser contra el gobierno en general y no contra Calderón, pues ello lo posiciona como el responsable y se trataría de restarle influencia mediática como gobernante. Hay que impedir el reposicionamiento de Calderón en el debilitado liderazgo político que poseía al inicio de su mandato, cuando llegó por la puerta trasera del Congreso a tomar posesión. Que no logre ponerse al frente de la crisis, que sea empujado y mantenido en la abdicación tácita en la que se encuentra; que sufra el mayor vacío político posible.
Esto es, Calderón solamente quiere posicionarse como gobernante. Es un acto desesperado de fuerza autoritaria, una provocación contra la izquierda en la que apuesta lo que le queda.
Los mensajes de comunicación política de la izquierda debieran ser contra el gobierno y la oligarquía, sin mencionar a Calderón, para que no se convierta en actor de una crisis que ya no le toca. Su tiempo ha pasado.
Esto es, Calderón solamente quiere posicionarse como gobernante. Es un acto desesperado de fuerza autoritaria, una provocación contra la izquierda en la que apuesta lo que le queda.
Los mensajes de comunicación política de la izquierda debieran ser contra el gobierno y la oligarquía, sin mencionar a Calderón, para que no se convierta en actor de una crisis que ya no le toca. Su tiempo ha pasado.
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