Si no se da una organización popular nacional fuerte que se le contraponga, cada vez habrá una mayor brutalidad policíaca – represión -, ya que se trata de un intento terrorista decidido por el régimen totalmente ilegítimo de Calderón. Con el pretexto de la guerra al narco, está generando una espiral de violencia del Estado en contra de la población. Su obsesión patológica por legitimarse a la fuerza, dada su irrupción al poder por la puerta de atrás, impone a sus estrategas la orquestación de una escisión entre la población mexicana, que se ha agudizado desde 2006. Se trata de un plan perverso que llevará a la confrontación fratricida, al provocarse la animosidad agresiva de los mexicanos que son de pensamiento conservador y manipulables por los medios en contra de miembros de una izquierda radical que cada vez estará sometida a mayores provocaciones. Esto generará mayor represión y descontento, es decir, mayor violencia.
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