La delincuencia organizada, portavoz social

Muchos grupos locales de delincuencia organizada en distintas regiones del país, que se dedican a la extorsión y secuestro y que luego se alían con carteles del narcotráfico, más bien pudieran ser una expresión bizarra de descontento social, que se produce cuando la brecha entre ricos y pobres se magnifica, sin posibilidad de movilidad social honesta, aunada a las injusticias, que se muestran en un sistema judicial parte de un Estado fallido, que no le proporciona justicia a la mayoría de la población.

El pueblo se enfrenta a grupos mafiosos formados por políticos, especuladores de todo tipo, incluso hambreadores, medios de comunicación, agiotistas. Es de esperarse que jóvenes desempleados y sin esperanza de mejorar sus vidas, con escasos núcleos sociopáticos en su psique, tiendan a formar bandas delincuenciales, que de ser exitosas en los golpes que dan, vayan extendiendo su acción y logren su ansiada alianza con las mafias que gobiernana el país. De ahí que algunas de estas bandas se opongan a la organización pacífica de jóvenes para el cambio social y ahora les hagan ataques genocidas, ante la complacencia del Estado fallido.

Ciertamente la falta de educación ha impedido que esas bandas juveniles obtengan una ideología, la cual si tienen aquellos que se han aglutinado en movimientos de resistencia civil pacífica.

Pronto todo va a estar en contra del Estado fallido. La violencia crece y, como siempre, el máximo beneficiario de la violencia social en México es Estados Unidos.

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