El
Estado, como un ente agresor, hace un esfuerzo por aterrorizar a la población y
así justificar la presencia del ejército y otros cuerpos represores o más bien
agresores, en las calles. Esto obedece al miedo que siente la oligarquía en el
poder de una respuesta popular ante tanta explotación y también a la concepción
que se tiene de que solamente se le puede arrancar a la gente trabajadora una
mayor utilidad económica por medio de la violencia.
El
Estado es un instrumento de la clase oligárquica que pretende disponer para sí
de todos los recursos productivos. Esta acción voraz y agresiva genera en la
sociedad cada vez mayor desesperanza,
decepción, desempleo, falta de oportunidades. Además, las expectativas que
vende el sistema socioeconómico en los medios masivos de comunicación no
corresponden a la realidad. Entre los ideales que se forman y los logros que se
pueden alcanzar hay una gran brecha que tiene que llenarse. Muchos jóvenes se
pasan a la delincuencia por eso. Entonces, quien propicia el ensanchamiento de
esta brecha, el Estado Agresor, es quien debe ser combatido y rechazado de
nuestros hogares. La agresión del Estado provoca crisis en nuestras familias
que se ven amenazadas por la desintegración, la agresión, la violencia y la
deserción escolar, las adicciones y la delincuencia.
No
hacer nada le da licencia al Estado Agresor para seguir jodiendo al pueblo.
Debemos oponernos de manera persistente. Debemos recordar que vivimos una
problemática social en la que el Estado, quien recibe un mandato de la oligarquía
nacional e internacional, agrede constantemente al pueblo. La noción de un
Estado represor es equivocada, pues no es el pueblo el que inicia la agresión,
sino por el contrario, el Estado agrede al pueblo con sus actos económicos y
terroristas para generar miedo y extraerle ganancias que depositará en las
cuentas de los grandes capitalistas.
Que
el pueblo esté plenamente consciente de la existencia de esta clase de Estado
agresivo que obedece a una oligarquía voraz y que lo sienta así en su
sobrevivencia diaria, es un conocimiento muy importante para la Paz, ya que
permite al pueblo procesar la agresión que sufre y buscar entre su gente a líderes
verdaderos con los que se identifique.
De
esta forma, la Resistencia Civil Pacífica es un mecanismo de defensa en todos
los sentidos, que permite al pueblo sobrevivir y mantener vivo el espíritu del
Cambio Verdadero.
En
su ejercicio de comunicación política, el Estado Agresor y la derecha acusarán
a esta resistencia civil de violenta. Pero no hay que olvidar, que como siempre
ellos ya estarán fraguando un acto violento que provoque miedo en el imaginario
colectivo para que así justifiquen la represión. Ellos van en esa ruta y por
eso la comunicación política de la Resistencia Civil también debe estar
orientada a conjurar esos miedos y a develar las intenciones violentas que la
historia siempre ha señalado su origen en los conservadores.
En
este documento se propone aprovechar las herramientas que nos dan la
Comunicación y la Psicología Política para educar, informar y empoderar, pero
antes de ello, debemos pasar de un simple estado de sobrevivencia popular a la
toma de acciones. Esto se logra mediante la Resistencia Civil Pacífica, que
debe ser una actitud cotidiana de los militantes de MORENA.
La
Resistencia Civil Pacífica es un mecanismo de defensa popular, colectivo. Pero
resistencia no es de ninguna manera pasividad. Ser pacífico para resistir
implica ser proactivo para lograr que el Estado se paralice en su agresión contra
el pueblo.
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