Los farsantes involuntarios de la política.

Los farsantes de la política.
Estas líneas son para pontificar desde el diván y para provocar reflexiones. Les aclaro que cualquier descalificación contra mi persona será tomada como alimento a un espíritu alegre o con fines de investigación psicológica.
Desde la Grecia Clásica, se ha hecho comedia de la política. En México los insuperables Jesús Martínez “Palillo” y Héctor Suárez nos han deleitado con sus personajes, que hacen mofa de quienes se dedican a dicha actividad. No debemos olvidar aquí tampoco las sátiras del gran Carlos Monsiváis quien en su ensayo “mártires, militantes y memoriosos” de 1994, denunciaba al estalinismo latinoamericano como pretencioso de una autoridad moral cuestionable. Qué hueva.
Dicha autoridad moral que  se pretende se derrumba aún más sobre todo ante posibles “electores” cuando porros y leguleyos sesentones con neuronas extraviadas y sus comparsas pretenden tomar por asalto un “partido de izquierda” en una ciudad donde católicos a ultranza, nietos de cristeros salen a las calles “defender a la familia” instruidos desde el púlpito, lo cual da más hueva.
Actualmente, habida cuenta de que con la apertura a la participación política de muchos partidos en los que muchos ambiciosos narcisistas se han incrustado en TODOS los partidos, sin excluir para nada a MORENA. “Ambiciosos vulgares” les dice AMLO. La farsa es por demás risible, aunque trágica, pues se gastan mucho dinero público en sus montajes bufos. Hay que ver nada más los eventos políticos recientes dentro del partido Morena del cual soy observador participante y farsante voluntario e involuntario, junto con la mayoría de sus militantes.
Va el “Chaleco Volador”. Dícese de aquella alusión personal que no tiene dedicatoria pero que le puede venir muy bien al que manifieste sentimientos de ofensa. Por favor no se me lo tomen tan en serio, es solamente un deseo tragicómico de componer las cosas con miras a un buen devenir electoral en Unidad para el 2018.
La política al parecer y por lo que he notado,  es para los actores fracasados. Hay que preguntarle a EPN y esposa sobre este tema. Es una condición resultante del narcisismo patológico. Los “dramas” que se hacen en las reuniones políticas, si no se llega a la violencia física, son de dar risa. Cuando hay violencia física, bueno, pues de lamentarse muchísimo, puesto que anhelamos en México la Paz.  Y esto viene a ser la consecuencia de que los actores en cuestión se toman muy en serio su “papel protagónico”. ¿Por qué tan serios? Diría el personaje del Guasón en la secuela de Batman “El Caballero de la Noche” (Christopher Nolan, 2008).  Están serios al parecer porque traen una preocupación filosófica sobre el poder y el dinero (“maldito que nada vales”) y a nivel local de Querétaro la basura y las ardillitas de la Alameda Hidalgo y esto hace mella en aspiraciones a un “futuro mejor” de una ciudad media en pleno crecimiento como es Querétaro.
A algunos se les olvida que el fenómeno de la inmigración en esta Ciudad y Estado ha traído consigo a personas que tenemos un sentido diferente del humor y de la perspectiva de la actividad política. Y somos legión. “No te he visto” dice por ahí alguien. Pues ¡Sorpresa! Aquí está el público que viene ávido de diversión a su farsa. Nada más hay que leer las burlas que les hacen en sus redes sociales, las cuales por cierto tienen un alcance global y horizontal (TIQQUN, 2015) que sirve a intereses hegemónicos. Otra vez aparecen los usuarios compulsivos de redes sociales de la izquierda como farsantes involuntarios.
Desde ahora, un buscador de talentos cómicos los observa. Entre la hueva y risa que le provocan, se da cuenta que la gente común, hastiada de cualquiera que represente a la clase política, no los toma en serio y se burla de sus intentos de alcanzar el poder. Y todos nosotros tan preocupados por formar una “estructura electoral eficiente”- ¿para qué? Para obtener el Poder  - más y más hueva - . Como si el ciudadano promedio fuera estúpido y no se diera cuenta de sus ambiciones egoístas.
Porque una acción política seria debiera pasar por la renuncia a intereses egoístas y llegar al diálogo verdadero. Pero esto es muy difícil en las personas que tenemos trastornada la personalidad. No de balde andamos en la malsana actividad llamada política partidista, que tanto daño le hace a la verdadera ciudadanía, debido a que eso de seguir principios es difícil, porque éstos se siguen practicándolos, empezando por la familia – No importa si está formada por hombre, mujer y perritos - . Porque lo que sí hay que tomar en serio es lo que de veras sentimos cuando vemos a alguien sufrir de pobreza y desesperación. ¿En qué momento del funcionamiento mental del ambicioso y egoísta político puede darse la empatía con el ciudadano desposeído y sin poder? Es lo malo de vivir en ciudad de conspiradores.


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